martes, noviembre 22, 2005

Sobre el oficio de escribir



Idea pequeña y corriente sobre la dulzura de escribir:
Escribo esencialmente desde que las palabras se me aparecieron en un cuaderno como un gran mapa, como si fuese de caza en un zafari de emociones donde el alma y el corazón eran mi mejor escopeta. Inesperadamente me di cuenta que nada era más fuerte en mí que los deseos de escribirle a todo y a todos, pero a través de un solo amanecer que era la poesía. Por qué la poesía?, porque en un solo verso puede estar refugiado el mundo y sucesivamente todos los mundos pueden hablar la lengua de un verso. NO obstante, una máxima: Sigo creyendo fírmemente en los poetas de los poemas y no de los versos. Es penoso ver por allí como poemas se construyen de 20 o 30 versos, donde sólo dos de ellos dan fuerte a la estructura. Lo demás es un relleno miserable y desechable. Por lo mismo creo en el oficio, en el trabajo, en las horas frente al papel; en el cansancio cuando se escapan las ideas fuera de esta pequeña cabeza, en la necedad de seguir dando golpes al muro de la indiferencia frente a tanto oído más lejano que el nuestro. No hay caso!, los poemas se te aparecen por ahí y debes recoger la médula, lo que sea, en boletos de microbus, papel higiénico, o simplemente recordar, recordar, recordar.....que tal vez sólo eso es esta vida.
Santiago Azar, primavera de 2003.